domingo, 25 de noviembre de 2012

Laberinto


¿Qué hacer?
Cuando el cansancio llama a tu puerta y solo ves problemas a tu alrededor.
Cuando la imagen que crees que debería crearse, ni siquiera es un simple boceto.
Cuando los actos demuestran los sentimientos, y no es lo que esperabas.

¿Qué haces? ¿Cómo reaccionas cuando ves que das, que aportas todo eso que siempre ha sido lógico en una relación, aunque a ti no te lo aporten? No sé qué hacer, cuando nuestros puntos de vista son tan diferentes, y siento que mi parte nunca es respetada ni comprendida. No sé qué hacer cuando siento que me tiene que faltar el aire para que estés bien, para que puedas ser feliz, aunque yo no pueda ni vivir. No sé qué hacer cuando hablarlo no sirve para nada, no hay reacciones, ni buenas ni malas a parte de que te sientas ofendido porque quiera cambiarte.

Lo siento, pero empiezo a creer que esto no es para mí. Después de haberlo perseguido durante tanto tiempo, el agujero que crece en mí, ya lo ocupa casi todo y la barrera que le pones a todo el mundo para que lleguen a ti, sigue sin derrumbarse para mí.

No quiero seguir picando. No quiero seguir luchando para ganarme algo que a ti te he regalado. No quiero que las cosas sigan siendo tan difíciles. No quiero tener que sentirme vacía. No quiero sentir que todo está mejor cuando no estás. Ni quiero que me duela el pecho después de explicarte algo que me duele y que mis palabras no lleguen a ningún oído. No quiero tener que decirte lo que es lógico que tienes que dar. Ni quiero tener que decirte en qué tienes que cambiar. No quiero tener que repetir que soy infeliz, ni tener que explicar por qué. No quiero tener que seguir explicándome, cuando es tan evidente. Ni quiero tener que seguir pidiendo algo que me pertenece. No quiero tener que perseguirte, ni quiero tener que abandonarte.

Así que dime, ¿qué hago?

lunes, 15 de octubre de 2012

Una vez más, a ti

Hoy mis dedos me llevan a escribirte de nuevo.
De nuevo escribo los sentimientos y las sensaciones que atraviesan mi cuerpo.
De nuevo he querido que lo entiendas, lo compartas, aunque puede que ni lo leas.
Y si lo lees, aquí lo tienes, para ti.

La ausencia de tus brazos me da escalofríos.
Tengo frío entre los dedos, a pesar de llevar guantes.
Tengo en el alma un miedo incesante
a haber soñado lo que creí vivir.

En la vida, yo veo un río
y remo a contracorriente desde hace cuatro meses
ese tiempo que he estado contigo
luchando por volver al primer día.
Ese día en el que estuve contigo
en que estabas conmigo
en que no sentía escalofríos.

Me arde el cuerpo al echarte de menos
me tiembla el alma por no tenerte
y tengo miedo de haberte soñado
durante estos cuatro meses.

Sé lo que siento,
siento que me sientes
pero en la distancia el miedo se crece.
Lo siento, no he podido ser más fuerte.

---

En el tiempo que nos queda,
en el tiempo que me des,
voy a demostrarte con mil besos
lo que nadie puede ver.

Será tu cuerpo el lienzo para mi obra,
en el que pueda pintar nuestro cariño,
será la base de un guiño
para cuando no te pueda ver.


sábado, 22 de septiembre de 2012

Diferencias que te acercan, que te alejan


¿Cómo explicarte que mi vida no es la tuya? ¿Que mis pies no hicieron tu camino, ni seguirán tus pasos? Mi vida no se rige por tus reglas ni tus normas, no ha sido lo mismo que la tuya, ni he aprendido lo mismo. Mis ojos no ven lo mismo que tú, y por mucho que lo intentes, mi cabeza no piensa igual que la tuya.

Somos dos personas distintas, con dos cabezas y dos formas de pensar. Somos dos almas diferentes que varían en su aprendizaje y sus decisiones. Por eso, lo que tú creas conveniente, no tiene porqué ser lo conveniente para mí. Por eso, que tú creas dolorosa o irrespetuosa una actitud no hace que a todo el mundo le duela, ni le ofenda.

He decidido tomar mi camino. Ya lo hice hace algunos años, pero hoy me reafirmo. Mi camino, mis decisiones, mis culpas y mis dolores. Hace años que me trago mi dolor por las decisiones erróneas de la vida. Yo lo acepto, mi familia también ¿por qué tu no? A veces necesito que me aconsejen, necesito ver qué es lo que la gente ve, qué es lo que la gente que me quiere opina, qué harían en mi situación. Pero esto no cambia las cosas: sigue siendo mi situación, siguen siendo mis sentimientos y sigue siendo mi vida. Puedes apoyarme o desaparecer, esta es tu decisión, ese es tu camino.

A ti que me has apoyado te diré: gracias. Has decidido estar a mi lado a pesar de mis fallos, a pesar de mis carencias, de mis cabreos y de las broncas. A pesar de los gritos sin sentido, de las semanas sin hablarnos, de las lágrimas y los golpes. Aunque todo se haya convertido en una montaña rusa, hemos conseguido suavizar las curvas, hacer que la carretera sea más lineal. Por fin hemos conseguido entendernos, controlar las emociones del otro para que nos entienda cuando vemos que está entendiendo otra cosa. Por fin he conseguido que seas esa parte de mí que necesitaba que fueras. Sé que el camino ha sido duro, pero tengo que agradecerte que sigas aquí, donde pocas personas han decidido estar.

A ti que has decidido irte te diré: gracias. Gracias por haber estado el tiempo que has creído conveniente. Gracias por ayudarme a madurar y crecer, y por darme tu punto de vista incluso cuando no me gustaba. Te agradezco que me hayas apoyado en aquellos momentos y lamento que tengas que irte ahora. Tienes la puerta abierta para volver cuando lo creas oportuno; siempre estará abierta para ti.


Y para todo aquel que vaya a entrar en mi vida, simplemente decir que no estoy tan loca como parece, no lo hago todo mal aunque a veces lo parezca, y en algún momento te darás cuenta de que mi vida tiene unas reglas claras, unas prioridades determinadas. Y algunas son tan claras como que al final de cada noche aparece el mismo sol, siempre se llamará Amanecer, y siempre seguirá ahí.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Qué sabes de mí?

Solo hace unos meses que escribo en este particular diario de sentimientos y emociones. Solo hace unos meses que me sigues, puede que días, puede que hoy sea el primero. Te escribo a ti, tú que has leído todo lo que he podido dejarte leer, todo lo que aquí queda reflejado. Sabe que no es todo lo que hay, y que siempre habrá una parte oculta de mí, pues desde hace unos meses sé que hay una forma de controlar la información que te llega de mí; simplemente cerrando la boca.

La vida es eso que pasa mientras planeas qué hacer. A veces esos planes no se llevan a cabo, o puede que sí. Son esas variables las que determinan si tu vida toma un rumbo u otro, las que dictan los cambios al fin y al cabo. Porque la vida es cambio. Es escoger un camino u otro, madurar, crecer y darte cuenta de que, una idea detrás de otra, el mundo no es como tú creías. Hay gente a la que le cuesta asumir la verdad, asumir que no todo es como se ve o como se soñaba que era.

En cuanto a mi vida, diré unas cuantas cosas. He aprendido a controlar la información que recibe la gente sobre mí, eso me ha convertido, a ojos vista, en una persona más fría. ¿Fría? ¿Yo? Realmente sí, al menos para aquellos que están a una distancia prudencial, para aquellos que han decidido ni estar en mi vida como para conocer mis cambios, ni salir de ella definitivamente. Es un cambio que solo aquellos que están en la frontera han notado.
Para los que están en mi vida, sigo siendo tan transparente como antes, aunque solo sea una apariencia. Hay mucho que no cuento, porque mi límite de la intimidad ha aumentado. Las cosas de pareja son de la pareja, a pesar de que la gente se quiera inmiscuir; a pesar de que a veces pida consejo y opinión; a pesar de que no siga esos consejos.
Para los que están fuera de mi vida... bueno, esos ni se enteraron de cómo era antes, así que ¿cómo iban a darse cuenta de que he cambiado?

En lo que respecta a mi forma de ser o de ver la vida... Bueno, sigo siendo esa chica cariñosa, que necesita mimos, abrazos y caricias casi continuamente. Sigo necesitando que me apoyen y me sigue gustando apoyar a los míos, aunque haya quien no se apoye en mí. Y, bueno, mi forma de ver la vida, es la que es. No hay más. Yo defiendo que cada uno haga lo que quiera, siempre que no haga daño a nadie. No me meto donde no me dejan entrar, ni opino sobre lo que no me piden mi opinión, pregunto qué tal está la gente que me importa porque quiero saber cómo están y cuando veo algo que no entiendo pregunto si ha pasado algo, si he hecho algo malo, si algo molesta o qué puedo hacer algo por solucionarlo.

La última lección que he aprendido se la debo a mi Amanecer: liberal o retrógrado, conociendo a alguien o sin conocerlo, no hay que juzgar a nadie. Simplemente hay que dejar que cada uno sea como es, aconsejarle en la medida de lo posible, y estar en los momentos altos y bajos.


En cuanto a ti, mi Jove particular, decirte que las puertas están abiertas. Que has tocado mi alma con la yema de tus dedos, que son tan bastos en apariencia, tan suaves en realidad. Quisiera decirte lo que significan tus palabras, tus gestos, tus miradas o tus sacrificios, pero no habría palabras suficientes para llenar este escrito.



Pd: he vuelto al tamaño original de mis textos. He vuelto a tener tiempo, a tener algo de lo que escribir, a encontrar la inspiración donde la gente solo ve un mundo ordinario. He vuelto a encontrarme conmigo misma, a querer explicarte quién soy, cómo me siento, a ti, que lees pase lo que pase, que si cierras la puerta, siempre dejas abierta esta ventana ;-)


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuenta atrás

Ha comenzado ya.
Los días se agotan, días de despedida, de abrazos y de tenerte en mis sueños.
Días de calcular lo que podré hacer, lo que espero que llegue.
Días de nervios, de planificar la maleta, y ordenar mis ilusiones y mis sueños.

Demasiado había pasado ya, demasiado tiempo sin tenerte, y tampoco creo que pudiera aguantar más. Es la pura verdad.
Has sido parte de mi, de lo que soy y lo que quiero llegar a ser. Tú enfocas mi vida desde otro punto, le das un giro a todo, y me enseñas un nuevo mundo. Ese en el que hace falta poco para ser feliz, ese en el que con poco se consigue mucho. Ese en el que contigo puedo mirar al fin del mundo.
Eres una suave brisa que me anima a seguir, me anima a ser mejor persona, a querer crecer por dentro.
Dentro de poco estaré contigo, y tú conmigo. Podré mirarte, verte, tocarte, acariciarte, rozarte, hablarte, susurrarte y besarte... Podré ser parte de ti, como tú lo eres de mí.
Casi tiemblo al pensarlo, bien lo sabes, que la distancia no es buena compañera de vida. Que la soledad tampoco. Que un abrazo a tiempo vale más que mil consejos, vale más que mil susurros en la lejanía.

Y por una vez lo diré claro, te he necesitado aquí. Y como Mahoma no va a la montaña, será la montaña la que tenga que moverse.
Dame dos sueños y tendré tus manos entre las mías.
Dame dos noches para dormir y cuerpo estará entre mis brazos.
Dame 16 horas de tiempo perdido y tus labios serán míos.

miércoles, 29 de agosto de 2012

He escrito

En este mes (largo) de vacaciones, me ha dado por hacer muchas cosas. Algunas más normales que otras, seamos sinceros.
Me ha dado por escribir. Mi corazón ha descubierto una nueva vía de escape en la que poder centrarme. He descubierto que, escribiendo, puedo llegar a la otra persona, aunque nunca lo vaya a leer.

Lo he hecho, tanto y tan rápido como para que fuera lógico mi dolor de dedos. Así, el dolor que atenazaba con sacarme una lágrima, se traspasaba a mis dedos, y ya tenía un motivo mucho más aparente.
Lo he hecho, despacio y con tranquilidad, queriendo poner lo que quería poner. Haciendo que rimase, que sonara bonito, que no fueran cuatro palabras unas detrás de otras.
Escribí sobre ti, y lo que significas para mí, para que mi cuaderno pueda entender lo que, a ti, no soy capaz de explicarte.

Mi cuaderno... ese gran lugar reducido a unas cuantas hojas de papel. Realmente es uno de esos cuadernos que "nos obligaron" a encontrar para la asignatura de interpretación. Tal vez por eso sabe interpretar lo que quiero decir. Tal vez por eso, entre las últimas hojas de ese cuaderno, empezando por donde se acaba, para que ese cuaderno nunca tenga un final, encuentres mi corazón abierto, de par en par.

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Y ahora, un pensamiento reciente:

Hoy he andado por la calle, y he descubierto que las cosas no son lo que eran. ¡Qué tristeza!
Ese perro ya no sale, le han puesto un tablón.
Ni los mismos juegan en el parque, ¡qué sofocón!
Dentro de poco seré yo la que no salga a verte, maldito perro.
Ni será este parque en el que vea jugar a los mismos.
Espero que otras calles decoren mis paseos,
y que otros labios reciban mis besos.
Hoy, después de tanto leerte,
adapto tus frases más conocidas, mi querido Becquer:
¡Hoy creo en el amor!



viernes, 13 de julio de 2012

Correspondencia y coincidencia

Leo, tú lo sabes y yo también.

Hoy quisiera hablaros de lo que para mí significa corresponder a una persona, tanto en sentimientos de pareja como en los de amistad.
Corresponder significa tener ansias de devolver a la otra persona lo que ésta te da. Es decir, que si conoces a una persona que demuestra tener ganas de ser tu amiga, y le correspondes, se crea una amistad en poco tiempo, profunda y sincera.
Si después de un tiempo dentro de esa amistad, nace un sentimiento distinto, y es correspondido, la amistad se modifica. Puede evolucionar en algo más grande y bonito: una relación. Pero todo hay que cuidarlo, los detalles son los que definen una vida. Y si no se cuidan, da igual lo que sientas porque lo que los detalles comunican es algo más bien distinto.

En mi caso, recibir palabras de una deseada amistad mientras que otras palabras van dando puñaladas traperas... me hacen darme cuenta de que no era una verdadera amistad. No se puede oír en una misma conversación "quiero que seamos amigos", "me gustaría volver contigo" y "ese tío que te gusta es un aprovechado". Más aún si sabemos de donde venimos.
Y lo siento mucho por tener la personalidad que tengo y por haber aprendido lo que me has enseñado. Tú, a quien le enseñé a discutir, tú que siempre decías no querer, aunque dos no discuten si uno no quiere. Me enseñaste que a veces es mejor no hablarse, me enseñaste que da igual cuanto se quiera una amistad, si la otra persona no busca lo mismo. Tú, que ahora te dices correspondedor de grandes amistades, que has vuelto al redil de un amigo que "no te aportaba lo suficiente", tú, que has llenado tu vida de vacíos que ahora no sabes llenar. En estos casos, toda correspondencia que yo te diera, se convierte en una pura coincidencia, de algo que decías querer, de algo que fingiste ser.

Con este blog me despido, como siempre destinado a un mismo punto. Cuando vuelva de mis muy merecidas vacaciones, ya nada será igual. No volveré a caer en trampas, ni volveré a contestar a otros blogs, al menos no con tanta inquina.

PD: sabed que estoy bien, que ahora sé cómo estarlo... pronto estaré mucho mejor, cuando una luz roce mi piel con la suavidad de un suspiro. Pronto te veré

Besitos

domingo, 1 de julio de 2012

Sin ganas

Hoy por primera vez en mucho tiempo, escribo sin ganas.
Hace tiempo, aunque no tanto, cuando empecé este blog, era un orgullo poder contarle a todo el mundo, en clave de humor, con vueltas que nadie entendiera e incluso ideando nombres falsos que enmascarasen a mis personas cercanas, todo lo que ocurría en mi vida.
Me tocó aprender a ponerlo todo bonito, sin poner fotos por los medios que fastidiaran y cortaran la lectura, y finalmente, creo que he conseguido saber cómo hacer que sea menos aburrido.
Pero hoy, después de una semanita bastante intensa, no quiero escribir.
He llegado a la conclusión de que ciertas cosas no debe saberlas nadie, ni debería contarlas por mucho que pueda encerrarlas en un mundo de palabras que hagan que te pierdas si no me conoces, o si no has compartido conmigo nada de esa semana.

Hay promesas que se cumplen, y promesas que no,
perdones que se repiten y "lo sientos"que no valen nada.
Hay veces en las que sabes que lo estás haciendo mal, y te da igual.
Tu verás

Yo prometo mucho cosas, y trato de mantenerlas.
Por eso mi silencio, que no sé cuánto durará.
No quiero hablar más, me duele la garganta,
y es por llevar toda mi vida hablándolo todo.
A veces no hace falta.

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Y por cierto, una recomendación de música. Me ha encantado recordar repentinamente la canción de Pablo Alborán "te he echado de menos". No soy capaz de dejar de escucharla, aunque tenga otras cosas que hacer.
Pasadlo bien ;-)

sábado, 30 de junio de 2012

Cruel destino

Oh cruel destino
que me ata a la soledad
y que cuelga de un hilo.

Me obligas a andar
por un incierto camino
de arenas movedizas
y de resbaladizos chinos.

Me obligas a andar y pierdo mi sino
mi razón de ser
y mi camino
me pierdes, me obligo,
y no encuentro la salida
de este, tu laberinto.

¿Qué hago? ¿A dónde me dirijo?
Dan igual mis pasos inciertos
dan igual mis fracasos o aciertos,
al final en mi camino siempre encuentro tropiezos.

Trabas que colocas
antes diestros y siniestros
Trabas que desmoralizan
y te sacan de quicio
Trabas que no esquivas
que hacen perder el juicio.

Y te vas, y no ha empezado
y te vas cuando el cuento empieza.
Cuando érase una vez se convertía
en podría haber sido...
o será algún día.

Ya veremos, cruel destino, 
pues en esta partida
no tienes todas las cartas contigo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Palabras, solo palabras

Tras un mes sin escribir, tras varios traspiés en mi camino, volvemos a encontrarnos.
No os contaré cómo he llegado hasta aquí, ni lo que ha sido de mi vida en este tiempo.
Solo os diré que después de un mes, me llega una noche con dos horas de sueño. Me llega despertarme por este maldito calor abrasador, y ya nada puede dormirme.

He pasado un mes malo, lo reconozco. Pero parece que el túnel tiene una luz al final. Tranquilos, no me estoy muriendo, solo saliendo de un bache. He encontrado esa luz, y me llena y me relaja. Me gusta sentirme bañada de luz cada día, a pesar de que sé que pronto se irá. No sé a dónde me lleva ese camino, pero estoy dispuesta a recorrerlo, a tropezarme y caer, y espero que me ayudes a levantarme. Estoy dispuesta a cruzar ríos y subir montañas, a saltar contigo.

Pero toda esta luz no significa que a veces no pueda haber nubes. Como la que cruzó mi vida anoche. No me quiero referir a ti como a una nube, pero en mi mente lo fuiste. Enturbiándola, mareándome, bloqueando todo lo que tenía claro, evitando que pudiera razonar y demostrando que a veces no hay forma de entenderse.

Me duele, claro que me duele, y he tardado casi un mes en razonarlo. Efecto retardado (já).
Hoy, después de mi noche en blanco particular, sin museos, sin compañía ni fiestas, ni más obra de arte que una absurda película romanticona, solo sé, y lo tengo muy claro que soy feliz. Que voy a seguir siendo feliz, porque mi luz está conmigo. Trataré de recuperarme, de sanar las heridas del pasado, sin olvidarlas, sin evitarlas, sin hacer ver que no están ahí, y que no me duelen. Sigo sufriendo, a pesar de ser feliz. Y soy feliz a pesar del dolor. Pero os prometo que pronto estaré mejor. Pronto no serán unas palabras en un blog olvidado las que os digan que me encontraré mejor, pronto podréis ver mi felicidad en mi cara, o mi cansancio.

A los que no me conocen personalmente os diré que gesticulo mucho, por eso esto es un absurdo... tanto gesticular para que luego no se vean mis emociones. Pronto mis heridas del pasado sanarán, y tendréis ante vosotros una nueva Mentsu Yu, reformada, crecida, madurada... como un buen vino.

Chin chin

miércoles, 30 de mayo de 2012

Drama, drama, drama

A veces escribir un blog se convierte en una vía de escape.
A veces lo que puedo escribir puede doler a los demás.
Y lo siento por si a alguien le duele, más me duele a mí y no tengo más formas de decirlo.

Encerrada en casa recordando tus palabras,
esas que decían que no es suficiente,
esas que decían que es culpa mía.
Esas que rectificaste.

Rectificar es de sabios, o eso dicen
pero la herida no se cierra.
Y pretendes normalidad
y volver a hablar.
¿Cómo me saco de la cabeza todo lo que dijiste?
¿Todo el daño que me hiciste?

Te hice daño decidiendo no hacértelo más.
Y decidiste no ser el único en sufrir.
¿Cómo puedo creerme que me quieres,
si decidiste ser cruel en un momento tan difícil?

Me duele el aire, me duele al pasar.
Me duele recordarlo, me duele hablar.
¿Y qué hago? Solo estudiar
Encerrada en estas cuatro paredes que se me caen encima.

Puede que no rime, puede que no suene bien
puede que no tenga sentido, solo sé que no siento la realidad.
Y si estoy perdiendo la cabeza, bueno, entonces tampoco soy tan insensible.
O fuerte, como te gustaba llamarme.

Y todo me recuerda a lo mismo. Menos estudiar, quizá por eso estudio, para no acordarme de mi realidad.
Todo me recuerda a lo mismo, y no lo puedo evitar. He copiado una frase de una serie, que me viene como anillo al dedo. O como sombrero a la cabeza.


"A veces por mucho que lo intentes, no hay forma de salir del túnel.
Da igual lo que sacrifiques, si temes que no va a salir bien.
Puedes optar por sonreir y conservar la ilusión.
Pero si la has perdido sabes que es casi imposible conservarla.
Quien diga que siempre hay una luz al final del túnel, miente.
A veces no hay luz, no hay salida.

Por suerte, a veces una simple canción te devuelve la esperanza."
Sandra. Los protegidos. 3x08 Al final

La música amansa a las fieras. Y en mi caso, los libros también.
Leo y oigo música desde que despierto hasta que me acuesto,
por no acordarme de lo que no quiero rememorar.

Se acabó, y ya veremos cómo salimos de esta.

martes, 15 de mayo de 2012

A veces, y solo a veces

A veces la oscuridad se cierne sobre el mundo.
A veces la soledad del mundo lo abruma.
A veces y solo a veces el mundo está demasiado vacío, o lleno de gente vacía.

Me dijeron que estoy bien sola.
Me dijeron que soy feliz estando sola.
A veces lo que dicen no es verdad.

Mírate, míranos.
No somos lo que solíamos ser.
Tú y yo, uña y carne, y el esfuerzo por estar juntos
parece no ser suficiente.
A veces.

Necesito mi tiempo para mí,
para estar sola y razonar
que sin ti,
queda poco de valor en este mundo.

Siempre que quieras verme,
ahí me tendrás.
Porque tu eres la ropa que me viste
pues sin ti, estoy desnuda ante el mundo.

jueves, 3 de mayo de 2012

No me tomes el pelo

En esta entrada quiero hablar sobre los motivos que tiene la gente para dejarse el pelo largo. Y es que este es un tema que me preocupa: ayer busqué inspiración, un motivo para dejarlo crecer; y me sorprendió no encontrar ninguna página que dijera: déjatelo crecer, es mas bonito, queda mejor, se liga mas. O cualquier otra razón absurda.
En mi opinión hay gente que se deja el pelo largo porque es la moda, al igual que ese flequillo a ras de las cejas, que tan poco me gusta (lo siento si ofendo a alguien, no es mi intención. Simplemente no me gusta).

Soy anti-modas. De cada moda cojo lo que me conviene, lo que me gusta y se adapta a mi personalidad. No me gusta convertirme en un maniquí de esas personas que son capaces de dirigir a los demás como borregos. Esos que dicen que se lleva ponerte una maceta en la cabeza, y 50.000 personas al día siguiente lo llevan con orgullo, aunque todos sepamos que es ridículo.
volviendo al pelo: modas no.
Hay quien se lo deja largo para ser una princesa de cuento. Así se ven más femeninas. Al menos eso he leído. Y no puedo contenerme. ¿El pelo largo es símbolo de feminidad? ¿Seré un hombre si me corto el pelo? Qué baratos saldrían los cambios de sexo. Ironías aparte, no creo que tener el pelo largo te haga más femenina. Aun así, ¿qué mas da lo que piensen los demás? En mi caso, dejarme el pelo largo se ha convertido en un reto. Casi todo el mundo ha tomado partido, informándome sobre si les gusta más que mi pelo sea largo o corto, lo que creen que me va mejor a la cara, o a la personalidad.
Y opté por hacerles caso a aquellos que me veían más guapa con el pelo largo, porque ya lo había tenido corto de verdad, pero nunca largo de verdad. ¿Es necesario mantener una apariencia, solo porque los demás te ven mejor de una forma determinada? Yo creo que no, que mientras tu imagen sea correcta (me refiero a poder encontrar trabajo, y a no herir la sensibilidad de nadie), puedes tener el aspecto que quieras.
Además, debes ser fiel a ti misma, y gustarte a ti primero, para poder gustarle a los demás.

He decidido ser libre de lo que los demás quieren que sea, o de como los demás quieren que yo sea.
Yo soy yo, con pelo corto, piercings y tatuajes.
Yo soy yo, con un pantalón de tiro bajo y deportivas, y con una minifalda y botas de tacón.
Yo soy yo, maquillada y recién despertada, dicharachera y sin saber reaccionar ante las heridas de los demás.
Yo soy yo, la que huye cuando sufre y aun así es capaz de enfrentarse a casi todo; la que llora a escondidas y se burla de sus frases absurdas.
Eso soy yo.
Yo soy esto


martes, 10 de abril de 2012

Realidad ficticia


Realidades ficticias en las que una amistad destrozada vuelve a funcionar.

Esperanza nacida de tus palabras, de tus comportamientos, que dejan ver que la vida vuelve a ser bonita.

No es verdad.

Puñaladas traperas, salidas a escondidas, viajes sin avisar, sin pensarlo dos veces. Sin remordimientos.

Y todo por una distancia. Esa que se ha creado.

En la amistad existen unas reglas. O al menos eso entendí yo. Ayudar a una amiga cuando se encuentra mal, decir las cosas que no te gusta que te hagan. Y no sé cuántas más.

No se hacen esas reglas para molestar a los demás, o para decirles lo que tienen que hacer. Se crearon para determinar qué es ser amigo de alguien.

Hay distintas formas de hacerlo, eso sí. Y si una forma no es la nuestra, no es menos válida.

Ayudar a un amigo. Se puede hacer de muchas formas. Llevándole un regalo cuando se encuentra mal. Dándole una sorpresa en un momento de bajón, o por un cumpleaños. O simplemente no ahondando en una herida. Pero da igual el propio punto de vista. Hay gente que prefiere ahogarse en un vaso de agua.

Decir las cosas que no te gusta que te hagan. No porque la otra persona sea infantil o absurda. No porque haga las cosas mal queriendo. No. Se dicen las cosas que no te gusta que te hagan porque la otra persona, tu amiga, puede no estarse dando cuenta de que eso molesta. Y en ocasiones es así.

Decir esas cosas no implica que se vayan a cambiar de un momento a otro. Porque los cambios requieren su tiempo. Y sin embargo, ese tiempo a veces no se concede. No. Es mucho más fácil hacer leña del árbol caído. Y a veces hasta sin remordimientos.

Las puñaladas traperas duelen. No a mí, no, a todo el mundo. Y se sabe cuándo son traperas, cuando se publica a voz en grito que no hay remordimientos. Porque debería haberlos. Y no los hay porque esa amistad, herida por la distancia, se ha convertido en destrozada, por no decir lo que molesta. Mejor dicho, por no decírselo a esa persona. Porque decírselo al de al lado puede servir para desahogarte, pero no soluciona el problema.

Hay muchos más dolores que pueden afectar en una relación de amistad. Entre ellos la cobardía. Ese no decir las cosas. Ese volver a hablar a una supuesta amiga como si lo fuera realmente, después de puñaladas traperas innombrables.



Ahora dime tú, amiga del alma. Mejor amiga. Tú que me has apoyado en mis sufrimientos, que me has ayudado cuando sentía que me quedaba sola, aunque luego los fines de semana realmente me quedara sola cuando llegó el otoño. Dime tú, amiga, a la que he intentado apoyar, sin recordarle una y otra vez que esa relación no funcionó, sin intentar hacer leña de ese árbol que eras tú, caído. Dime tú, si realmente he hecho tanto mal, para recibir tantas heridas, si realmente opinas que debería arrepentirme yo, y tu no, o al menos nosotras dos. Si realmente al darme cuenta de mi error, y tratar de enmendarlo, he hecho solo lo que tu decías que debía hacer. Y realmente si crees que esto es así, de qué sirve que trate de enmendarlo, porque al fin y al cabo, siempre haré lo que me dijiste que no hacía, siempre será por algo que tu viste que fallaba en mí.

He pedido perdón, me he arrepentido de haberte faltado, o de que sintieras que te faltaba, porque realmente mi hombro siempre estuvo dispuesto a acoger tus lágrimas. He pedido otra oportunidad, y he recibido una bofetada tras otra; un “sigues haciéndolo mal”, “lo hacer por cumplir”. Y se me recrimina que haga lo que reconocí que antes no hacía; al igual que ahora se os recrimina que no hacéis. Cuesta mucho preguntar “¿y tú?, cuesta mucho decir “¿te vienes?”. Sin embargo, creo que es mucho más costoso contar una versión algo acortada de la realidad, en la que se elimina esa parte que puede hacerte daño. Y eso es la cobardía. No dar la cara y decir “te he dado una puñalada trapera”.

Eso falta en esta amistad. O más bien faltaba. Un poco de sinceridad.



Y dicen que las nuevas tecnologías ayudan al mundo. Es verdad. Tienen razón. Ayudan a darse cuenta de hasta qué punto te puedes estar equivocando con una persona, cuando crees que trata de ser tu amiga de nuevo, porque ve que tu arrepentimiento es sincero.



Me comunico contigo de la única forma en que creo que realmente mis palabras pueden llegar a alguna parte. Puedes releerlas, y tratar de entender que estas no son las palabras de una persona enfadada. Son las palabras de una persona que, una vez más, arrepentida, ha tratado un día más de ser una buena persona, de levantarse por la mañana y ganarse una amistad. Y que durante unas horas ha creído lograrlo. Pero ha tardado en llegar a esa tecnología de antes, y poder comprobar con sus propios ojos una burla del destino, un guiño irónico muy bien dirigido entre dos comillas inglesas. Un simple “sin remordimientos” a veces es suficiente para darte cuenta de que no estás consiguiendo nada. Porque ya has cerrado la puerta.

martes, 27 de marzo de 2012

Un gato en el tejado


Hoy he pasado por delante de tu casa
Y tu gato sigue en el tejado
Sigue mirando atento a la calle
Recordando el pasado


Tu gato sigue mirando
Como siempre lo ha mirado
Sigue recordando
Los errores olvidados


Ese gato negro
De raro augurio y mal fario
Ese gato que nunca olvida
Que siempre vive en el pasado

Y no he podido soportarlo
Y una piedra le he lanzado
Y ya nunca más volverá a estar ahí
Ese gato enfurruñado

Con el gato se han ido
Todos los miedos arraigados
Se han ido los miedos
A perderte de mi lado

Él me hizo olvidar lo que eran tus abrazos, lo que era estar contigo, y la sonrisa de un amado. Contigo las cosas han cambiado, hemos vuelto al camino que teníamos andado, donde se nos daba bien andar, uno en el otro apoyado. Y mi camino sigue siendo el tuyo, aunque no estés a mi lado. Mi camino sigue siendo el tuyo, aunque el tiempo haya pasado.

jueves, 15 de marzo de 2012

Ausencia y necesidad


He pasado unos días en la completa oscuridad
Carente de tus besos
Ausencia de tu mirar

Y en el vacío de tu abrazo
Nace una necesidad
La de tenerte a mi lado
La de oírte susurrar
Los versos más lindos jamás oídos
Que pueden no rimar
Los sentimientos más profundos
Que nunca se escribirán

En el vacío de mi abismo he perdido tu mirada, me he aislado de ese marrón que me tiene enamorada. La oscuridad que me nubla la vista me ha llevado a la desgracia, he querido volver a tus brazos y llorar desconsolada. Encontrarte es un alivio para mi alma. Doy gracias mirando a las estrellas, para que, aquel que allí reina, pueda oírlo en mis susurros, pues doy gracias a quien haga falta, por haberte puesto en mi camino.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Mi Dulzura

Mi Dulzura piensa que la mariposa no vuela
O que lejos vuela ya
y la primavera no vendrá.

Aún estamos en invierno,
y a la mariposa
muy cerca la tendrás.
Ella te acaricia con sus alas
piensa el lugar donde apoyar sus patas
Y es en tus alas de ángel
donde se suele encontrar.

Mira sobre tu hombro
Allí la verás volar
A veces transparente
Pero siempre a tu lado está.

No pienses que ya se ha ido
Esta es una mariposa difícil de matar.
Apartarla de tu vida, algo difícil de alcanzar.
La mariposa, siempre preocupada, 
no sabe por donde  mañana volará.
Pero tranquila, que en su cabeza
siempre habrá una Dulzura que acariciar.

martes, 21 de febrero de 2012

Increíble, pero cierto

Todo es tan raro, tan distinto,
y a la vez tan rutinario, qué bonito.

Todo es de esperar,
hasta lo que me ha sorprendido.
Yo te leo, y tu me hueles al llegar,
siento que no hay nada  nuevo que intentar.
Sé decirte las palabras que quieres escuchar,
que coinciden con mi forma de pensar.

He hablado de mis sentimientos,
de mi forma de actuar,
y muchas son aprendidas,
a base de estudiar.

He aprendido a comportarme,
cómo ser más mujer,
como ser esa chica,
a la que puedas querer.

Mi aspecto ha cambiado,
al son de mi mentalidad.
Más seria puedes verme,
por mi forma de mirar.
Y sin embargo sigo siendo esa chica sin igual,
esa que se ríe al ver a un perro pasar.

Ríete conmigo,
ayúdame a volar,
y llegaremos juntos
al país de Nunca Jamás.

viernes, 17 de febrero de 2012

Una petición

Y una petición se queda en la pluma, a punto de salir.
Quiéreme cuando no te lo pida,
bésame si me echas de menos,
abrázame cuando esté llorando,
o si me ves volando.

Un camino, largo para algunos,
corto para mí,
me lleva hasta tus brazos,
al recuerdo de un pasado
donde todo fue mejor.

Me lleva a un abrazo,
a un beso más cálido,
a un suspiro inesperado.

Te llevo a mi lado, sonrío.
Me miras de reojo, me sonrojo.
Te miro de lado, tu sonrisa, me acaloro.

Un tiempo raro

Y qué mal lo estoy pasando.
Me tienes mal acostumbrada.
Porque tu te has ido, y yo contigo.
Y esto me hace pensar
¿En qué me he convertido?




Una chorrada, no es más. Lo sé, y tu también.
Y en un rato volverás, y todo será como antes.
Pero... se me queda en el cuerpo ese escalofrío a medio recorrer. Esas ganas de irme a dormir lo antes posible para no enterarme de que no estás. Un absurdo más. Que llevo una vida sin tí, que llevo una vida viviendo a mi aire. Y ahora me falta el aire sin tí. Me siento extraña, me falta espacio, y me sobra todo sin tí.


Y me llamaban tonta. Ahora, de un momento a otro, te pones otro nombre, te llaman de otra forma, te comportas de otra manera, porque todo ha cambiado... Pues sí, al menos para mí.
Y a pesar de que te has ido, sigues estando ahí. Sigues estando ahí, sé que volverás, cuando hayas cumplido con tus obligaciones.Sigo sabiendo que la distancia me hace echarte de menos.
Sigo siendo una acaparadora.

Ojalá podamos vernos mañana :-)

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ducha mañanera

Esta mañana me he levantado, y me he acordado de todo... Y del blog también.
He decidido crear esta entrada según me han ido surgiendo las ideas en la cabeza. Lástima que he tardado tanto.
Va por vosotros.

ODIO LAS DUCHAS MAÑANERAS

Te despiertas en tu cama, calentita, deseando que sea cualquier día menos hoy. Hoy no es un buen día. ¿Por qué? Simple y llanamente porque es hoy. Hoy es un día normal. Un día en que te tienes que levantar. ¿Qué más da? Prefieres que sea sábado, domingo, que sean las tres de la mañana... ¡¡Agosto!! Da igual, solo quieres dormir más.
Y de repente, en medio de tu rascada matutina de espalda (muy gratificante, por cierto) te acuerdas de que anoche no te dio tiempo a ducharte.

CAOS, DESTRUCCIÓN. Te toca ducharte por la mañana. Con gran pereza, aunque con ciertas prisas, sales de la cama, lo preparas todo (ya sabeis, ropa interior, los pantalones, la camiseta, el jersey...) y te diriges al baño. El calefactor calienta el aire, sí, eso ya lo sé. Pero que caliente el aire no significa que sea algo calentito desprenderse del pijama que te ha acompañado durante las últimas horas. Aún así lo haces, porque no te queda otra. Abres el grifo de la ducha, esperas a que salga caliente...

Pero... ¿qué más da? Va a estar mojada igualmente, va a estar húmeda igualmente, y te va a refrescar, esté todo lo caliente que esté. Y es que al menos para mí, por las mañanas, el agua nunca estará suficientemente caliente. Te aseas, champú por aquí, gel por allá, y sales, a ese maravilloso mundo calentado por el calefactor... MENTIRA, de caliente nada, porque como sales mojada, todo tu alrededor esta cubierto de aire que refresca las gotitas que quedan sobre tu piel, congelándote al mínimo movimiento. Así que te haces un ovillito sentada sobre el váter, envuelta en la toalla más grande y gorda que hayas podido encontrar. Y aún así, te tienes que mover, y vestirte.

ODIO LAS DUCHAS MAÑANERAS

De noche todo es diferente, estás despierta, el agua es relajante, y tienes frío al haber vuelto de la calle, así que el agua está calentita, te deja esa sensación tan agradable de estar limpita, y de poder ponerte el pijama e ir a dormir.

Simplemente no me quiero volver a duchar por las mañanas.

Regalos inesperados

Hoy es San Valentín (sí, hace una hora y pico que ya no..., bah).

Hoy es San Valentín. Día de los enamorados.
Regalos por doquier, flores, corazones,
y presentes sin un porqué.

En este día señalado, yo también he hecho regalos:
Comprados, construidos, redactados.



Te he regalado una carta,
porque en cierto modo,
de ti también estoy enamorada.
Te escribí mis sentimientos,
mis abrazos en palabras.


Te regalé un incienso que no prende, que no huele
si no es con la llama de nuestro amor.
Te regalé un objeto absurdo, una foto mía
para que me recuerdes,
a pesar de que dices que nunca me olvidarás.



Te compré una rosa rosa, señal del cariño entre los dos.
Una rosa de caramelo, tan dulce como tu amor.

Y entre todos los regalos, no hubo ni un corazón,
no me quedan ya de esos, me los robaste todos, mi amor.



domingo, 12 de febrero de 2012

Un nuevo principio


Coinciden en el tiempo los principios de varias personas.
Coinciden y son distintos. Unos más dulces, otros más amargos.
Y aún así, son principios.
Solo hay que saber valorarlos, y saber que aún así, seguirán siendo buenos para todos.

He cambiado, no lo creiste, ya te advertí de que sería capaz.
Y lo he conseguido sin ti… Página pasada.

Y hemos cambiado, y sigo a tu lado, y ahora es un poco raro.
Sigues a mi lado, sigo contigo, pero no es lo mismo. Es mejor.
Sigues siendo tu, sigo siendo yo, hemos evolucionado, ahora nos entendemos mejor, y nos queremos más. Y no hay forma de ponerle nota, no hay forma de agradecerlo, ni se sabe a quien agradecerlo. Simplemente me alegro. Simplemente soy feliz, aunque me esté adaptando, aunque tenga que acostumbrarme a que sea distinto. Me gusta que esto sea así. Me gusta que estés para mí.


¿Y cuándo comenzó? ¿Quién puede saberlo? Si llevas casi una vida ahí, esperando. Si llevo una vida sin enterarme de lo especial que podrías ser para mí. Y por fin puedo sentir la ilusión de ver tus ojos ocultándose de los míos, y la sonrisa absurda que sale, y la mariposa que nace en el estómago al saber que eres mío.

¿Posesiva? ¿Eso crees de mí? Sí, lo soy. ¿Qué gracia tiene sino? Estar con alguien por estar, cuando puedes estar con mucha más gente. Para mí, estar con alguien, es estar para esa persona, entregarle lo máximo que puedas dar, y saber que esa persona te dará todo lo que pueda, todo lo que necesites, y hasta un poquito más. Y sí, mi intimidad, seguirá siendo para ti.

Y mi principio no se debe solo a ti. No te lo vayas a creer demasiado.

Se debe a mi situación, a mi forma de verme, y mi manera de entender la vida. Creo que tenía que cambiar, porque algo no estaba del todo bien. Y no sé hasta donde habrá llegado mi cambio. No sé en qué situaciones podré sacar mi temperamento, pero sigo intentando controlarlo, sigo intentando razonar antes de dar una respuesta. Sigo pensando. Seguiré cambiando, y mejorando, solo necesito tiempo.

Un brindis, por las nuevas situaciones, las personas evolucionadas, 
por mi (jeje), por la nueva Mentsu.

domingo, 5 de febrero de 2012

Frío, mucho frío


El frío me rodeará, allá por las tierras dónde camine.
La nieve se fundirá bajo mis pies, pues el calor emanará de mi cuerpo.
Ausencia del tuyo.
Sea cual sea.




No lo lamento.
Quiero viajar.
Visitar otros lugares,
acompañarte,
que estés a mi lado, como hacíamos antes.
Te he echado de menos.



mi Rosa
¿Y el frío?
Bueno, el frío ya no puede hacerme más daño.
¿Y si no tengo tu calor?
Bueno, para eso ya tengo el mío.
Y el tuyo también, mi Rosa.

Ya os he rebautizado,
ya os iréis dando cuenta,
sois mis niñas
mi Amanecer


mi Dulzura

viernes, 3 de febrero de 2012

El metro tranquiliza

Sentir que tu vida transcurre entre una cita y otra...
Amigos y más amigos. Y al llegar al metro, tus pies cuelgan de un asiento doble mientras aguantas la amarga espera.
No tienes nada mejor, pues aún te queda para llegar a tu cama.
Y la cabeza apoyada en el cristal imagina los momentos en que pueda descansar sobre el pecho de un caballero que demuestre serlo.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Y me hundo

Y hoy pensaba escribir y no a estas horas.
Y pensaba escribir de algo bonito... de mis paseos en metro, de lo bien que me siento cuando alguien me abraza, o de lo bonito que es el cielo azul.
Y no puedo. Porque me hundo.
Porque me trago mis sentimientos para no herirte
Porque me trago que me estás haciendo daño
Porque me trago que no estás intentando conocerme
Intentando conocer la persona en la que me he convertido


Tu, tu y tu... y luego, si eso, sigues tu
Y no hay sitio para que te des cuenta de que los demás también existimos.
Te he dejado espacio para que acudieras a mi
Para demostrar nuestra amistad. Y no lo has hecho.
Y te he dado espacio para que te dieras cuenta de que te portabas mal.
Y lo has hecho, pero no ante mi. Ante mi, siempre creerás haberte portado mal.

Y me siento mal, porque mi corazón se me quiebra al leer la ira en tus palabras.
Al leer que crees que no puedes contar conmigo, cuando me he tragado el dolor que me causabas, para poder calmar el tuyo primero.
Me duele, y me hundo.

Y demostrando que he cambiado, escribo esta entrada, para que alguien me saque de aquí.
Del dolor que siento ahora mismo al sentir que te pierdo, porque no lo digo, pero creo demostrarlo, que eres una persona muy importante en mi vida, que desde que te conozco lo has sido. Me duele ver que ya no confías en mi, me duele ver que te vas, que no te fijas en que me hace daño que me ignores.
Y crees que te ataco, y crees que no me doy cuenta de lo que sufres. No, lo siento, no lloraré contigo, pretendo que entiendas que hay que ser fuerte en esta vida, y no me sumaré a tus lágrimas, porque quiero que saques la fuerza que tienes en ti, esa que prefieres ocultar, y dejarte llevar por tu propio dolor. Pretendo que veas el lado positivo de las cosas, que vales mucho para dejarte pisotear por gente que no ha demostrado valorarte, como sí que lo hacemos tus amigas.

Pido auxilio porque no sé cómo hacerte ver que no te estoy dejando de lado, porque no sé cómo decirte esto a la cara, porque no sé cómo hacer para que vuelvas a confiar en mí, para que salga tu sonrisa de nuevo, y no sea parte de esa máscara que te pones para demostrarle al mundo que te encuentras bien. Para que me dejes ser parte de tu vida de nuevo.

Socorro

lunes, 30 de enero de 2012

Te apoyo, me apoyaste, te apoyaré

Ayer me acosté, algo baja de ánimos.
Hoy me he levantado, recordando lo de ayer.

Y te recuerdo a ti, con tus ojos marrones,
con tus manos suaves,
con tus sentimientos a flor de piel.
Agradezco cada segundo que has estado a mi lado,
cada segundo que me has abrazado,
aunque entre nuestros cuerpos aún hubiera espacio.
Agradezco cada vez que has visto las lágrimas que me tragaba,
que las enjugaras y me sonrieras
y me hicieras ver lo bueno de cada mala situación.





Me he creído poca cosa a tu lado,
he creído no hacerte bien
y te he necesitado
y no te he pedido ayuda,
por no hacer más mal que bien.
He podido crecer a tu lado
ver lo que nadie ve
y ayudarte antes de que llegues a caer.





Nos hacemos fuertes,
somos fuertes,
estando juntas.
Porque nos ayudamos mutuamente,
porque ante la debilidad,
sacamos nuestra fuerza.

Por ti, por ser una musa, un ángel, una amistad.
Por ti, por estar cuando nadie sabía que tenía que estar.
Por ti, por ser tú.

miércoles, 25 de enero de 2012

Un respiro para mi corazón

Puede ser porque llevo todo el día escuchando canciones de amor.
Puede ser porque el tiempo pasa, y cambia, y yo con él.
Puede ser que últimamente estoy aprendiendo mucho,
Y de quien menos me lo espero.

Me gustaría poder demostrar hasta qué punto me considero una persona «anormal», en el sentido íntegro de la palabra, en la parte que se refiere a que no soy normal, a que soy diferente.
Me da miedo demostrar mis sentimientos, dejarlos libres par que cualquiera se pueda aprovechar de ellos, y ver la debilidad que muchos creen inexistente en mí.

Lloro. Aunque poca gente lo sepa. Lloro de noche, y lloro a oscuras, cuando nadie puede verme. Paso horas, escondida bajo las mantas, luchando por calmar mis nervios, por tratar de encontrar el motivo de mis lágrimas. Cuando consigo encontrarlo lloro aún más. Lloro por sentirme sola, aunque sé que mucha gente me acompaña; lloro por heridas del pasado, esas que ya nadie lamenta, esas que, aquel que las recuerda, cree que ya están cerradas.
Lloro por la compañía perdida, o por aquellas amigas que demostraron no querer serlo. Lloro por sentirme débil.

Me endurezco y me crezco cuando me miras. Me hago mayor y me quiero, cubro los defectos que veo en mí, para que tú no puedas verlos. Antes me cabreaba con el mundo, ahora me cabreo conmigo misma por haber caído en tus trampas. Soy débil, me hundo.
Y me recupero y sigo adelante, no quiero que me veas caer.

Paso del llanto a la risa en un segundo, porque cuando lloro y me ven, la gente se preocupa. Prefiero ocuparme de ti, así mis problemas parecen menos. Me ocupo de ti, de tus líos, de tus alumnos, de tus novios, de tu familia, de tus trabajos, de tus estudios y tus sueños, de todo aquello que pueda ocurrir. Me ocupo de hablarte, y tranquilizarte, me entretengo leyendo, y me olvido de mí.
El mundo es más fácil así.

Me gusta salir a la calle, y respirar el aire helado. Odio el frío, pero al menos me ayuda a no pensar. Me gusta ver el cielo azul, y los árboles verdes, me gusta ver que mis plantas crecen, algunas más de lo normal. Me gusta cuidar de ellas, y demostrarles que estoy ahí, igual que estoy para ti.
Puede que seas solo uno, pero yo veo en ti mil caras. Puede que creas que eres una persona, yo veo el mundo que me rodea.

Olvido facetas de mi, cosas que me gustaba hacer. Como que me gusta ir de compras, o al menos a pasearme por un centro comercial. Sola. Saber que puedo tomar las riendas de mi vida, y entender que no necesito a nadie para hacerlo. Saber que tengo antojo de gominolas, y no hay nadie para decirme que no puedo, o que no debo. Hincharme con un helado, y que la gente me mire porque piensa que estoy sola en el mundo… Ineptos.
Comprar lo que quiero, lo que necesito, lo que me apetece, o simplemente lo que me da la gana. Aquello que nadie aprobaría, como unos pantalones de leopardo, u otro par de botas.
Puede que pronto vuelva a hacerlo.
Y no es que ir sola me divierta más, es una libertad diferente. Ir contigo siempre me gustó, tu sonrisa, esa manera de perderte, de encontrarme, de ayudarme a elegir, la crítica en el momento justo, con la sensibilidad que te caracteriza…  ¿Volvemos a repetir? Aun lo tenemos pendiente, y lo echo de menos.

Olvido que me gustan los tatuajes, que me gusta el sentimiento de nerviosismo que me da saber que van a herirme de ese modo… Asustarme al no saber si dolerá demasiado o si tardará mucho en terminar. Y la mezcla de dolor, placer, diversión y nervios que me da esa aguja tan pequeña. Me gustan los resultados, me gusta escoger el dibujo, escoger el sitio, imaginar el resultado, y tras todo, verlo por fin realizado.
Siempre maquino nuevos tatuajes… aunque no me vea capaz de tenerlos, aunque no sea capaz de hacérmelos, de imaginarme con ellos. Aunque simplemente sean absurdos.

Me pinto las uñas de colores, es algo que me gusta. Luego me veo rara, y durante días me miro las uñas, hasta que me las tengo que quitar, me las vuelvo a pintar, y vuelta a empezar. Me gusta tenerlas largas, y cortas, nunca rotas, me molesta mordérmelas, y aun así los nervios por verte me ganan. Me gustan mis manos, a veces las veo demasiado largas, pero me parecen bonitas, y estilizadas. Hay quien nunca valorará algo así. Qué pena.

Hoy me levanto, y no tengo ganas de salir. Me visto con lo primero que pillo, a mi ritmo, a mi moda, cómo quiero. No pienso seguir tu estúpida moda. Conjunto las cosas cómo me parece bien, y no suele encajar con tu forma de verlo… sinceramente, me siento cómoda así. Sorprendo vistiendo cómo quiero, y hasta a veces acierto con lo que quieres ver… Qué más da.
Y sin embargo, me he maquillado, porque me he visto un poco más guapa que ayer… Y solo un par de pinceladas, cuatro chorradas, un poco de verde en el ojo, un poco de rojo en el labio, discreta pero mona… Y con el pelo no hago nada, porque no me da la gana. Y con mis pintas salgo a la calle, contenta con mi aspecto, porque refleja cómo me siento… Solo tienes que leerlo.
Ya llegará otro día, en el que me querré vestir mejor, plantarme unos tacones de escándalo, una minifalda, y dejar a todos boquiabiertos, pero ese día no es hoy. Mañana saldré a comerme el mundo. Será un buen día… eso quiero creer, ya veremos cómo acaba.

Me echo colonia… Y eso que mi olor te dice más de mí. Da igual, soy así. No es una máscara, es que me gusta cambiar, que te pierdas por el camino, y te lo tengas que currar. Puede que sea más difícil, pero no para ti.

Leo libros de vampiros. En el metro, en el bus, en la calle mientras vuelvo, o mientras voy. Me siento identificada con la prota, o con su amiga o con su hermana, me siento mal con ella, y me escondo en su personalidad, me mimetizo, y me hago fuerte de nuevo. Pobrecita… al menos no existe de verdad.

Leo libros absurdos, libros que mi entorno nunca conocerá, libros que la gente normal no suele leer; de adolescentes, de drogadictos, leo biblias de otros mundos, y se me abre la mente y entiendo cada vez más cosas, me siento capaz para aceptar cada vez más formas de vida. No es bueno estar encerrado en un mundo donde todo está marcado. Donde tu y yo, somos dos, que al unirnos debamos comprarnos una casa, tener dos hijos, la parejita, y comprarnos un coche; tener un perro y llamarlo puchi; salir los domingos con las bicicletas e ir a la playa en vacaciones.
Hay más formas de verlo: que tú y yo, nunca seremos solo dos, porque están tus amigos, y los míos, tu familia y la mía, el universo que nos rodea… nunca seremos solo dos. Y aun así, es divertido pensar que el mundo es ajeno a lo que hacemos, a lo que tenemos y a lo que creamos. Es más profundo, más personal, más nuestro. Inventamos secretos que nadie más sabrá para poder sentir que el otro está más cerca de nuestra realidad.

¿Cuánto se tarda en conocer a una persona? Al menos la superficie… Puede que trate años, pero realmente nunca acabaré de conocerte, eso lo sé. Me gustaría intentarlo… ¿me dejas? Quiero entrar en tu corriente, que me admitas en ella, que me dejes llegar a los rincones de tu mente. Puede que algún día, sin querer, me dé cuenta de que has entrado en la mía. Puede que mi locura se contagie, o al menos mi risa; y entiendas lo que nadie entiende. Que estoy aquí para la gente, aunque a veces me duela, aunque me hagan daño, o se vayan cuando los necesito.

Me hago la fuerte (sí, sé que ya lo he dicho). Me hago la fuerte ante los demás, y me creo autosuficiente, pero esa no es mi realidad. Ni de broma. Te necesito a mi lado, para apoyarme cuando no sé cuál es el siguiente paso, para que me levantes si me caigo, o por lo menos para que mis lágrimas no existan solo en la oscuridad.

Decoro mi habitación. Me gusta cómo queda, y con tus mariposas puedo soñar, que no existen cuatro paredes que me puedan retener; y me rodeo de mis queridas plantas (gracias al cielo por esta herencia), porque me hacen ver que hago bien, aunque a veces no pueda verlo, pues ellas florecen, crecen y son bonitas.

Camino por el mundo, y veo distintos lugares, y me voy acordando de ti: un banco de un parque (inolvidable aunque doloroso), el césped de un parque, aunque puede que no fuera ese parque, el muro donde nos sentamos a charlar, o la parada donde nos moríamos de frío, el camino de hormigas que te llevarán a mí, y la sonrisa se pinta en mi cara.

Puede que no lo hayas entendido, pero esta entrada va para ti, por estar ahí, por hacerme ser feliz, por sacarme una sonrisa, cuando siento que no puedo reir.
Para que entiendas un poco más de mi.
Gracias