¿Cómo explicarte que mi vida no es la tuya? ¿Que mis pies no
hicieron tu camino, ni seguirán tus pasos? Mi vida no se rige por tus reglas ni
tus normas, no ha sido lo mismo que la tuya, ni he aprendido lo mismo. Mis ojos
no ven lo mismo que tú, y por mucho que lo intentes, mi cabeza no piensa igual
que la tuya.
Somos dos personas distintas, con dos cabezas y dos formas
de pensar. Somos dos almas diferentes que varían en su aprendizaje y sus
decisiones. Por eso, lo que tú creas conveniente, no tiene porqué ser lo
conveniente para mí. Por eso, que tú creas dolorosa o irrespetuosa una actitud
no hace que a todo el mundo le duela, ni le ofenda.
He decidido tomar mi camino. Ya lo hice hace algunos años,
pero hoy me reafirmo. Mi camino, mis decisiones, mis culpas y mis dolores. Hace
años que me trago mi dolor por las decisiones erróneas de la vida. Yo lo
acepto, mi familia también ¿por qué tu no? A veces necesito que me aconsejen,
necesito ver qué es lo que la gente ve, qué es lo que la gente que me quiere
opina, qué harían en mi situación. Pero esto no cambia las cosas: sigue siendo
mi situación, siguen siendo mis sentimientos y sigue siendo mi vida. Puedes
apoyarme o desaparecer, esta es tu decisión, ese es tu camino.
A ti que me has apoyado te diré: gracias. Has decidido estar
a mi lado a pesar de mis fallos, a pesar de mis carencias, de mis cabreos y de
las broncas. A pesar de los gritos sin sentido, de las semanas sin hablarnos,
de las lágrimas y los golpes. Aunque todo se haya convertido en una montaña
rusa, hemos conseguido suavizar las curvas, hacer que la carretera sea más
lineal. Por fin hemos conseguido entendernos, controlar las emociones del otro
para que nos entienda cuando vemos que está entendiendo otra cosa. Por fin he
conseguido que seas esa parte de mí que necesitaba que fueras. Sé que el camino
ha sido duro, pero tengo que agradecerte que sigas aquí, donde pocas personas
han decidido estar.
A ti que has decidido irte te diré: gracias. Gracias por
haber estado el tiempo que has creído conveniente. Gracias por ayudarme a
madurar y crecer, y por darme tu punto de vista incluso cuando no me gustaba.
Te agradezco que me hayas apoyado en aquellos momentos y lamento que tengas que
irte ahora. Tienes la puerta abierta para volver cuando lo creas oportuno;
siempre estará abierta para ti.
Y para todo aquel que vaya a entrar en mi vida, simplemente
decir que no estoy tan loca como parece, no lo hago todo mal aunque a veces lo
parezca, y en algún momento te darás cuenta de que mi vida tiene unas reglas
claras, unas prioridades determinadas. Y algunas son tan claras como que al
final de cada noche aparece el mismo sol, siempre se llamará Amanecer, y
siempre seguirá ahí.
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