Oh cruel destino
que me ata a la soledad
y que cuelga de un hilo.
Me obligas a andar
por un incierto camino
de arenas movedizas
y de resbaladizos chinos.
Me obligas a andar y pierdo mi sino
mi razón de ser
y mi camino
me pierdes, me obligo,
y no encuentro la salida
de este, tu laberinto.
¿Qué hago? ¿A dónde me dirijo?
Dan igual mis pasos inciertos
dan igual mis fracasos o aciertos,
al final en mi camino siempre encuentro tropiezos.
Trabas que colocas
antes diestros y siniestros
Trabas que desmoralizan
y te sacan de quicio
Trabas que no esquivas
que hacen perder el juicio.
Y te vas, y no ha empezado
y te vas cuando el cuento empieza.
Cuando érase una vez se convertía
en podría haber sido...
o será algún día.
Ya veremos, cruel destino,
pues en esta partida
no tienes todas las cartas contigo.
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