lunes, 9 de febrero de 2015

Tiempo perdido

Ahora que estoy aquí, sola, sentada ante el ordenador, me doy cuenta de cómo pasa el tiempo. Me doy cuenta de cuánto he cambiado, cuánto he aprendido.

Ahora que soy consciente de cómo tiempo se me pasa entre los dedos casi como el hilo que uso a diario, ahora, es cuando te echo de menos.
Echo de menos el tiempo en que estás a mi lado, en que me acompañas y me haces sonreír, con tus tonterías o tus asuntos serios. Echo de menos los momentos en que te esfuerzas a mi lado, quiero verte de nuevo concentrarte, esforzarte por ser mejor, por no avergonzarte de ti o por ser mejor para mí.

Echo de menos cuando me abrazas, o simplemente me miras. Cuando estás ausente aún estando a mi lado. Me falta tu calor cuando me duermo y tu sincera preocupación cuando tengo frío.

Cada día doy gracias al cielo por las veces que despierto y estás a mi lado, por las veces que has venido a buscarme, por las veces que me encuentras. Doy gracias y valoro cada momento que has pasado conmigo, que has querido hacerme sentir mejor, hacerme reír, enjugar mis lágrimas o simplemente estar ahí. Lo valoro porque sé que esos momentos, no son tiempo perdido.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Laberinto


¿Qué hacer?
Cuando el cansancio llama a tu puerta y solo ves problemas a tu alrededor.
Cuando la imagen que crees que debería crearse, ni siquiera es un simple boceto.
Cuando los actos demuestran los sentimientos, y no es lo que esperabas.

¿Qué haces? ¿Cómo reaccionas cuando ves que das, que aportas todo eso que siempre ha sido lógico en una relación, aunque a ti no te lo aporten? No sé qué hacer, cuando nuestros puntos de vista son tan diferentes, y siento que mi parte nunca es respetada ni comprendida. No sé qué hacer cuando siento que me tiene que faltar el aire para que estés bien, para que puedas ser feliz, aunque yo no pueda ni vivir. No sé qué hacer cuando hablarlo no sirve para nada, no hay reacciones, ni buenas ni malas a parte de que te sientas ofendido porque quiera cambiarte.

Lo siento, pero empiezo a creer que esto no es para mí. Después de haberlo perseguido durante tanto tiempo, el agujero que crece en mí, ya lo ocupa casi todo y la barrera que le pones a todo el mundo para que lleguen a ti, sigue sin derrumbarse para mí.

No quiero seguir picando. No quiero seguir luchando para ganarme algo que a ti te he regalado. No quiero que las cosas sigan siendo tan difíciles. No quiero tener que sentirme vacía. No quiero sentir que todo está mejor cuando no estás. Ni quiero que me duela el pecho después de explicarte algo que me duele y que mis palabras no lleguen a ningún oído. No quiero tener que decirte lo que es lógico que tienes que dar. Ni quiero tener que decirte en qué tienes que cambiar. No quiero tener que repetir que soy infeliz, ni tener que explicar por qué. No quiero tener que seguir explicándome, cuando es tan evidente. Ni quiero tener que seguir pidiendo algo que me pertenece. No quiero tener que perseguirte, ni quiero tener que abandonarte.

Así que dime, ¿qué hago?

lunes, 15 de octubre de 2012

Una vez más, a ti

Hoy mis dedos me llevan a escribirte de nuevo.
De nuevo escribo los sentimientos y las sensaciones que atraviesan mi cuerpo.
De nuevo he querido que lo entiendas, lo compartas, aunque puede que ni lo leas.
Y si lo lees, aquí lo tienes, para ti.

La ausencia de tus brazos me da escalofríos.
Tengo frío entre los dedos, a pesar de llevar guantes.
Tengo en el alma un miedo incesante
a haber soñado lo que creí vivir.

En la vida, yo veo un río
y remo a contracorriente desde hace cuatro meses
ese tiempo que he estado contigo
luchando por volver al primer día.
Ese día en el que estuve contigo
en que estabas conmigo
en que no sentía escalofríos.

Me arde el cuerpo al echarte de menos
me tiembla el alma por no tenerte
y tengo miedo de haberte soñado
durante estos cuatro meses.

Sé lo que siento,
siento que me sientes
pero en la distancia el miedo se crece.
Lo siento, no he podido ser más fuerte.

---

En el tiempo que nos queda,
en el tiempo que me des,
voy a demostrarte con mil besos
lo que nadie puede ver.

Será tu cuerpo el lienzo para mi obra,
en el que pueda pintar nuestro cariño,
será la base de un guiño
para cuando no te pueda ver.


sábado, 22 de septiembre de 2012

Diferencias que te acercan, que te alejan


¿Cómo explicarte que mi vida no es la tuya? ¿Que mis pies no hicieron tu camino, ni seguirán tus pasos? Mi vida no se rige por tus reglas ni tus normas, no ha sido lo mismo que la tuya, ni he aprendido lo mismo. Mis ojos no ven lo mismo que tú, y por mucho que lo intentes, mi cabeza no piensa igual que la tuya.

Somos dos personas distintas, con dos cabezas y dos formas de pensar. Somos dos almas diferentes que varían en su aprendizaje y sus decisiones. Por eso, lo que tú creas conveniente, no tiene porqué ser lo conveniente para mí. Por eso, que tú creas dolorosa o irrespetuosa una actitud no hace que a todo el mundo le duela, ni le ofenda.

He decidido tomar mi camino. Ya lo hice hace algunos años, pero hoy me reafirmo. Mi camino, mis decisiones, mis culpas y mis dolores. Hace años que me trago mi dolor por las decisiones erróneas de la vida. Yo lo acepto, mi familia también ¿por qué tu no? A veces necesito que me aconsejen, necesito ver qué es lo que la gente ve, qué es lo que la gente que me quiere opina, qué harían en mi situación. Pero esto no cambia las cosas: sigue siendo mi situación, siguen siendo mis sentimientos y sigue siendo mi vida. Puedes apoyarme o desaparecer, esta es tu decisión, ese es tu camino.

A ti que me has apoyado te diré: gracias. Has decidido estar a mi lado a pesar de mis fallos, a pesar de mis carencias, de mis cabreos y de las broncas. A pesar de los gritos sin sentido, de las semanas sin hablarnos, de las lágrimas y los golpes. Aunque todo se haya convertido en una montaña rusa, hemos conseguido suavizar las curvas, hacer que la carretera sea más lineal. Por fin hemos conseguido entendernos, controlar las emociones del otro para que nos entienda cuando vemos que está entendiendo otra cosa. Por fin he conseguido que seas esa parte de mí que necesitaba que fueras. Sé que el camino ha sido duro, pero tengo que agradecerte que sigas aquí, donde pocas personas han decidido estar.

A ti que has decidido irte te diré: gracias. Gracias por haber estado el tiempo que has creído conveniente. Gracias por ayudarme a madurar y crecer, y por darme tu punto de vista incluso cuando no me gustaba. Te agradezco que me hayas apoyado en aquellos momentos y lamento que tengas que irte ahora. Tienes la puerta abierta para volver cuando lo creas oportuno; siempre estará abierta para ti.


Y para todo aquel que vaya a entrar en mi vida, simplemente decir que no estoy tan loca como parece, no lo hago todo mal aunque a veces lo parezca, y en algún momento te darás cuenta de que mi vida tiene unas reglas claras, unas prioridades determinadas. Y algunas son tan claras como que al final de cada noche aparece el mismo sol, siempre se llamará Amanecer, y siempre seguirá ahí.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Qué sabes de mí?

Solo hace unos meses que escribo en este particular diario de sentimientos y emociones. Solo hace unos meses que me sigues, puede que días, puede que hoy sea el primero. Te escribo a ti, tú que has leído todo lo que he podido dejarte leer, todo lo que aquí queda reflejado. Sabe que no es todo lo que hay, y que siempre habrá una parte oculta de mí, pues desde hace unos meses sé que hay una forma de controlar la información que te llega de mí; simplemente cerrando la boca.

La vida es eso que pasa mientras planeas qué hacer. A veces esos planes no se llevan a cabo, o puede que sí. Son esas variables las que determinan si tu vida toma un rumbo u otro, las que dictan los cambios al fin y al cabo. Porque la vida es cambio. Es escoger un camino u otro, madurar, crecer y darte cuenta de que, una idea detrás de otra, el mundo no es como tú creías. Hay gente a la que le cuesta asumir la verdad, asumir que no todo es como se ve o como se soñaba que era.

En cuanto a mi vida, diré unas cuantas cosas. He aprendido a controlar la información que recibe la gente sobre mí, eso me ha convertido, a ojos vista, en una persona más fría. ¿Fría? ¿Yo? Realmente sí, al menos para aquellos que están a una distancia prudencial, para aquellos que han decidido ni estar en mi vida como para conocer mis cambios, ni salir de ella definitivamente. Es un cambio que solo aquellos que están en la frontera han notado.
Para los que están en mi vida, sigo siendo tan transparente como antes, aunque solo sea una apariencia. Hay mucho que no cuento, porque mi límite de la intimidad ha aumentado. Las cosas de pareja son de la pareja, a pesar de que la gente se quiera inmiscuir; a pesar de que a veces pida consejo y opinión; a pesar de que no siga esos consejos.
Para los que están fuera de mi vida... bueno, esos ni se enteraron de cómo era antes, así que ¿cómo iban a darse cuenta de que he cambiado?

En lo que respecta a mi forma de ser o de ver la vida... Bueno, sigo siendo esa chica cariñosa, que necesita mimos, abrazos y caricias casi continuamente. Sigo necesitando que me apoyen y me sigue gustando apoyar a los míos, aunque haya quien no se apoye en mí. Y, bueno, mi forma de ver la vida, es la que es. No hay más. Yo defiendo que cada uno haga lo que quiera, siempre que no haga daño a nadie. No me meto donde no me dejan entrar, ni opino sobre lo que no me piden mi opinión, pregunto qué tal está la gente que me importa porque quiero saber cómo están y cuando veo algo que no entiendo pregunto si ha pasado algo, si he hecho algo malo, si algo molesta o qué puedo hacer algo por solucionarlo.

La última lección que he aprendido se la debo a mi Amanecer: liberal o retrógrado, conociendo a alguien o sin conocerlo, no hay que juzgar a nadie. Simplemente hay que dejar que cada uno sea como es, aconsejarle en la medida de lo posible, y estar en los momentos altos y bajos.


En cuanto a ti, mi Jove particular, decirte que las puertas están abiertas. Que has tocado mi alma con la yema de tus dedos, que son tan bastos en apariencia, tan suaves en realidad. Quisiera decirte lo que significan tus palabras, tus gestos, tus miradas o tus sacrificios, pero no habría palabras suficientes para llenar este escrito.



Pd: he vuelto al tamaño original de mis textos. He vuelto a tener tiempo, a tener algo de lo que escribir, a encontrar la inspiración donde la gente solo ve un mundo ordinario. He vuelto a encontrarme conmigo misma, a querer explicarte quién soy, cómo me siento, a ti, que lees pase lo que pase, que si cierras la puerta, siempre dejas abierta esta ventana ;-)


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuenta atrás

Ha comenzado ya.
Los días se agotan, días de despedida, de abrazos y de tenerte en mis sueños.
Días de calcular lo que podré hacer, lo que espero que llegue.
Días de nervios, de planificar la maleta, y ordenar mis ilusiones y mis sueños.

Demasiado había pasado ya, demasiado tiempo sin tenerte, y tampoco creo que pudiera aguantar más. Es la pura verdad.
Has sido parte de mi, de lo que soy y lo que quiero llegar a ser. Tú enfocas mi vida desde otro punto, le das un giro a todo, y me enseñas un nuevo mundo. Ese en el que hace falta poco para ser feliz, ese en el que con poco se consigue mucho. Ese en el que contigo puedo mirar al fin del mundo.
Eres una suave brisa que me anima a seguir, me anima a ser mejor persona, a querer crecer por dentro.
Dentro de poco estaré contigo, y tú conmigo. Podré mirarte, verte, tocarte, acariciarte, rozarte, hablarte, susurrarte y besarte... Podré ser parte de ti, como tú lo eres de mí.
Casi tiemblo al pensarlo, bien lo sabes, que la distancia no es buena compañera de vida. Que la soledad tampoco. Que un abrazo a tiempo vale más que mil consejos, vale más que mil susurros en la lejanía.

Y por una vez lo diré claro, te he necesitado aquí. Y como Mahoma no va a la montaña, será la montaña la que tenga que moverse.
Dame dos sueños y tendré tus manos entre las mías.
Dame dos noches para dormir y cuerpo estará entre mis brazos.
Dame 16 horas de tiempo perdido y tus labios serán míos.

miércoles, 29 de agosto de 2012

He escrito

En este mes (largo) de vacaciones, me ha dado por hacer muchas cosas. Algunas más normales que otras, seamos sinceros.
Me ha dado por escribir. Mi corazón ha descubierto una nueva vía de escape en la que poder centrarme. He descubierto que, escribiendo, puedo llegar a la otra persona, aunque nunca lo vaya a leer.

Lo he hecho, tanto y tan rápido como para que fuera lógico mi dolor de dedos. Así, el dolor que atenazaba con sacarme una lágrima, se traspasaba a mis dedos, y ya tenía un motivo mucho más aparente.
Lo he hecho, despacio y con tranquilidad, queriendo poner lo que quería poner. Haciendo que rimase, que sonara bonito, que no fueran cuatro palabras unas detrás de otras.
Escribí sobre ti, y lo que significas para mí, para que mi cuaderno pueda entender lo que, a ti, no soy capaz de explicarte.

Mi cuaderno... ese gran lugar reducido a unas cuantas hojas de papel. Realmente es uno de esos cuadernos que "nos obligaron" a encontrar para la asignatura de interpretación. Tal vez por eso sabe interpretar lo que quiero decir. Tal vez por eso, entre las últimas hojas de ese cuaderno, empezando por donde se acaba, para que ese cuaderno nunca tenga un final, encuentres mi corazón abierto, de par en par.

-----------------------

Y ahora, un pensamiento reciente:

Hoy he andado por la calle, y he descubierto que las cosas no son lo que eran. ¡Qué tristeza!
Ese perro ya no sale, le han puesto un tablón.
Ni los mismos juegan en el parque, ¡qué sofocón!
Dentro de poco seré yo la que no salga a verte, maldito perro.
Ni será este parque en el que vea jugar a los mismos.
Espero que otras calles decoren mis paseos,
y que otros labios reciban mis besos.
Hoy, después de tanto leerte,
adapto tus frases más conocidas, mi querido Becquer:
¡Hoy creo en el amor!