Ahora que estoy aquí, sola, sentada ante el ordenador, me doy cuenta de cómo pasa el tiempo. Me doy cuenta de cuánto he cambiado, cuánto he aprendido.
Ahora que soy consciente de cómo tiempo se me pasa entre los dedos casi como el hilo que uso a diario, ahora, es cuando te echo de menos.
Echo de menos el tiempo en que estás a mi lado, en que me acompañas y me haces sonreír, con tus tonterías o tus asuntos serios. Echo de menos los momentos en que te esfuerzas a mi lado, quiero verte de nuevo concentrarte, esforzarte por ser mejor, por no avergonzarte de ti o por ser mejor para mí.
Echo de menos cuando me abrazas, o simplemente me miras. Cuando estás ausente aún estando a mi lado. Me falta tu calor cuando me duermo y tu sincera preocupación cuando tengo frío.
Cada día doy gracias al cielo por las veces que despierto y estás a mi lado, por las veces que has venido a buscarme, por las veces que me encuentras. Doy gracias y valoro cada momento que has pasado conmigo, que has querido hacerme sentir mejor, hacerme reír, enjugar mis lágrimas o simplemente estar ahí. Lo valoro porque sé que esos momentos, no son tiempo perdido.
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